La actitud del PP ante el caso de transfuguismo en Benidorm constituye el epítome del cinismo. Los conservadores, con Mariano Rajoy a la cabeza, han puesto en marcha una potente maquinaria propagandística para presentar al PSOE como un partido que se nutre de tránsfugas para conquistar el poder. Lo que insulta a la inteligencia es que, estadísticas en mano, es el PP quien más veces ha vulnerado el pacto contra el transfuguismo suscrito por todos los partidos con representación parlamentaria en 1998.
Más aún: algunos de esos casos se han producido en Pontevedra, la provincia natal del actual presidente del Partido Popular. El año pasado, el PP arrebató los ayuntamientos de Gondomar y Mos con la ayuda de sendos tránsfugas. Y en el momento en que se escriben estas líneas está en curso otra moción de censura en Silleda. Si se abarca toda la extensión geográfica española, en esta legislatura, ante las mismísimas barbas del señor Rajoy, el PP ha conseguido el poder en una decena de ayuntamientos violando sin contemplaciones el pacto del que se declara fiel observante.
Pero, cuando se les pregunta a los dirigentes populares por estos casos, eluden toda respuesta y repiten como loros un solo nombre, Benidorm, donde los 12 concejales socialistas han utilizado el apoyo de un tránsfuga del PP para presentar una moción de censura y se han visto obligados a abandonar su militancia en el partido.
Está por ver cómo termina el culebrón de Benidorm. Lo que ya está visto es cómo ha actuado el PP en estos últimos años. Y no sirve el argumento de que todos los partidos son lo mismo y actúan de idéntica manera. En transfuguismo, el PP ya tiene unos cuantos Benidorm.
Marco Schwartz
