Triste trayectoria la de este hombre. Histórico jugador del Valencia CF y varias veces capitán, al final de su estancia en el equipo del Mestalla fue relegado a un segundo plano. Tuvo que emigrar a un equipo extranjero donde tampoco terminó de cuajar, para terminar en un equipo de segunda B de Castellón.
Director deportivo de un par de clubes, fue captado por el pp cuando trabajaba de comentarista
deportivo en RTVV, la agencia de colocación del pp valenciano. A partir de ahí, Fernando a tenido siempre relación directa con el pp, llegando a ser colocado como director general de deportes en la Generalitat.
En la lista electoral de las pasadas elecciones municipales, y como si de un fichaje mediático se tratara, Haro incluyó en su lista a Fernando Gómez Colomer, al que le asignó la concejalía de Deportes con una dedicación exclusiva a tiempo parcial por 1800 euros. Manso y dócil ante las órdenes que le daban, Fernando aceptó.
Hasta ese momento a Fernando lo conocíamos por haber sido un excelente futbolista, capitán y emblema del Valencia C.F. y llegando a ser internacional en alguna ocasión. Pero desgraciadamente, después de tres años como político y edil en nuestro Ayuntamiento, la mayoría de los ciudadanos a excepción de los leales al pp y cuatro vecinos suyos de los que se arriman donde más calienta, nos preguntamos qué ha hecho por el deporte en Chiva y si realmente se gana el sueldo que le fijaron, ya que lo hemos visto más en prensa con noticias sobre su interés por meter el morro en el Valencia C.F. (alternativa feroz al Llorente que le despidió y abanderado de un grupo inversor para comprar el Valencia C.F. últimamente) o por su interés en desarrollar proyectos relacionados con el fútbol fuera de España.
Sería interesante además contabilizar las horas reales que destina a “estar” en el Ayuntamiento, pues realmente el que lleva el peso específico de la Concejalía es el Técnico Deportivo. Su papel es meramente testimonial, limitándose exclusivamente a asistir a los Plenos para votar lo que le ordena su “jefe” y no perder la mayoría de ediles en caso de votación. Decimos esto porque ni pronuncia palabra en los mismos, ni lo esperamos, y ni siquiera responde a preguntas de la oposición en temas de su concejalía (porque no sabe o porque no le dejan hablar). Y, por supuesto, para rellenar el escaparate en las procesiones.
Se le “fichó” para desarrollar con garantía la gran mentira electoral del PP, como ha sido el proyecto de la Ciudad del Deporte. No sólo un fiasco, sino un agujero económico que heredarán los próximos gobernantes ante las continuas denuncias que han interpuesto los propietarios de los terrenos donde se iba a construir al no haber recibido, ni los terrenos prometidos donde se iba a realizar un PAI, ni compensación económica alguna. Y estamos hablando posiblemente de algún millón de euros. Y por supuesto que no habrá participado en decisión alguna sobre la construcción de la piscina municipal, ni en la construcción del nuevo campo de fútbol (innecesario) y mucho menos en las obras del Polideportivo Municipal. Para todo eso ya está el propio alcalde.
Durante este tiempo si ha habido en Chiva alguna prueba o actividad deportiva siempre ha sido avalada y organizada por los clubes y asociaciones deportivas de la localidad, que lógicamente han solicitado, como no puede ser de otra forma, la colaboración necesaria al Ayuntamiento. Pruebas, algunas de ellas, que ya existían antes del fichaje de Fernando. Solo podemos asignarle como méritos suyos la creación de la Gala del Deporte en Chiva, si no ha sido una iniciativa de alguien de su equipo, bastante numeroso, por cierto.
En definitiva, un fichaje caro para las prestaciones y eficacia que durante este tiempo ha dado al Ayuntamiento. Otro peón inutil y utilizable en manos de Haro.
Hubiesemos preferido recordarlo como ese gran deportista que fue antes de doblegarse a los mandatos del pp, pero ya no es posible. Fernando Gómez Colomer, ya ha pasado a ser alguien que tocó el cielo y que ahora se arrastra por las miserias políticas de la derecha. Esperamos que su imagen se vea resentida en la justa medida que se merece, nada más, pero seguro que sale salpicado por alguno de los escándalos judiciales en los que aparece "su jefe".