miércoles, 3 de febrero de 2010

¡ZAPATERO, RESISTE!

"Resistir" es el lema que, según reiteradas declaraciones propias, ha presidido la vida de Ernesto Sábato. Y es el que hoy, trayendo a colación al autor de La resistencia, queremos hacer nuestro para afrontar las acometidas que el neoliberalismo, en trance de enérgico desembozo en estos tiempos de crisis -la crisis por él alimentada-, hace desde todos los lugares en los que se encuentra apalancado: agencias internacionales, Foro Económico Mundial de Davos, Comisión Europea, etc. Por eso, una vez que el presidente Zapatero ha sufrido en sus carnes los embates de tanto gurú no sólo economista, sino "economicista", como anda por esos lares, queremos animarle a resistir frente a los discursos arrogantes, diagnósticos amenazantes y doctrinas dogmáticas de ese tipo de personajes. Son los mismos que se han guardado sus teorías cuando el Estado ha tenido que apoyar a la banca -sí, también en España-, y que ahora, cuando todavía la banca retiene el crédito que tanta falta hace a pequeños empresarios y autónomos, vuelven a la carga con sus dogmas neoliberales con las miras puestas en trabajadores y pensionistas del futuro, pues para nada quieren ver la indecencia de las bonificaciones más que sustanciosas de los ejecutivos financieros.

Hay que resistir frente a quienes se quedan tan satisfechos si hay que prolongar la edad de jubilación a los 67 años, sin inmutarse por la contradicción que frente a eso mismo suponen tantas prejubilaciones y jubilaciones anticipadas impuestas a los mismos trabajadores. Hay que resistir ante quienes están ansiosos de que se ofrezca en bandeja una reducción de las pensiones (en tiempo viene a ser otra manera de hacerlo en dinero) para así acreditar sobre las espaldas de los trabajadores la seguridad financiera de la "marca país" con la que, al parecer de esos mismos mercaderes, ha de competir España en el mismísimo mercado de las emisiones de deuda pública.

Hay que resistir contra los cálculos falaces que incluso al hacer prospecciones demográficas se quedan en consideraciones unilaterales que a la postre se revelan interesadas. Hay que resistir frente a las tentaciones de hacer tambalear conquistas de los trabajadores para tranquilizar a ese capital que siempre juega con ventaja.

Todo eso es lo que los miembros de Izquierda Socialista que nos abstuvimos de votar la resolución política del último Comité Federal quisimos transmitir a nuestras compañeras y compañeros de ese órgano del PSOE y a nuestro Secretario general y presidente del Gobierno.

Si mostramos nuestras reservas críticas frente al qué, al cómo y al cuándo de la propuesta de elevar la edad de jubilación, obligatoriamente para todos, a los 67 años, es por pensar que hay otras soluciones previas a ésa para reforzar las garantías de nuestro sistema de seguridad social, por pensar que los cauces abiertos de diálogo social requieren otros contenidos y procedimientos, y por pensar que en estos momentos de la crisis, con el paro azotando fuerte, no es la ocasión adecuada para ello. La propuesta pone difícil salvar la coherencia de nuestro discurso acerca de la prioridad de los derechos sociales de los trabajadores, así como nuestra práctica en torno al pacto social. Y, dicho todo eso, reconocemos lo que de responsabilidad política supone abordar el futuro de las pensiones en el largo plazo.

Es de valorar igualmente que el mismo presidente Zapatero insista en que la propuesta del gobierno es eso, "propuesta", que se habrá de debatir en la Comisión parlamentaria del Pacto de Toledo y en la mesa del diálogo social. Pero, por eso mismo, no hay que perder de vista cómo la ciudadanía ha recibido la noticia, cómo los trabajadores reaccionan a ella, cómo los sindicatos han formulado su rechazo y cómo la militancia del partido encaja desde la perplejidad un planteamiento que implica un giro notable sobre lo que hemos venido diciendo desde el partido y el gobierno de España. Y, efectivamente, había y hay argumentos en relación a lo que puede ocurrir dentro de 30 años que no han cambiado en tres días -puede verse al respecto, como botón de muestra, el artículo "Las pensiones son viables", de Vicenio Navarro-.

Estamos seguros de que en la búsqueda del necesario consenso se tendrán en cuenta los matices que están comentando miembros del gobierno como el ministro Corbacho y miembros de la dirección del partido como el también ministro José Blanco. Pero sería bueno reconducir nuestro discurso hacia parámetros que no hagan dudar de nuestro compromiso con los trabajadores, con los pensionistas del presente y del futuro, con nuestros posibles aliados en las resistencias que nos quedan por hacer ante tanto pontífice economicista como constantemente aparece en los medios, en la banca y en los organismos internacionales.

Hace poco se hicieron múltiples actos en memoria de Juan Negrín, rehabilitándolo a él y a otros compañeros suyos en el difícil momento del final de la guerra civil, como militante socialista. Es momento ahora de volver a poner sobre lo mesa lo que fue su lema: "resistir es vencer".

Hay que resistir frente a las sirenas neoliberales, también en lo que se refiera a una reforma laboral para la que no paran de calentar el ambiente, diciendo ahora que hay que reducir el salario real que se paga en España. ¿Está claro de qué se trata? ¡Resiste, Zapatero!

José Antonio Pérez Tapias
Diputado socialista