En apenas cinco años la Comunidad Valenciana ha pasado de ser una autonomía líder, con altos índices de crecimiento en varios indicadores y una imagen forjada alrededor de los grandes eventos, a una región provincializada, con valores negativos en sus sectores tradicionales (a saber: industria, agricultura y turismo) y una creciente desconfianza de los empresarios hacia el futuro que se les presenta. Desaparecido el efecto de la construcción residencial y la actividad terciaria, han aparecido los defectos estructurales que ya en los años noventa registraban un agotamiento creciente, pero cuya realidad quedó oculta por la euforia del crecimiento inmobiliario.
La naranja y las mandarinas, las estrellas de la historia económica valenciana, alcanzarán este año un aforo (producción) del 25% y del 9% menos que el año anterior, simplemente porque hace un par de años casi una cuarta parte del campo quedó convertida en barbecho a la espera de que empezaran a construirse grandes urbanizaciones que nunca verán la luz.
El milenio empezó en la Comunidad Valenciana con la puesta en marcha del gran complejo de la Ciudad de las Ciencias y las Artes, la Copa América, las competiciones de motor en Cheste, la Ciudad del Cine en Alicante y una larga lista de eventos que colocaron la Comunidad a la cabeza de las referencias europeas.
Aunque criticada, la política de los grandes eventos fue una buena apuesta, pero su imagen es ahora contrarrestada por una situación económica que puso el PIB de 2008 en el 89,4% respecto a la media nacional, cuando solo en el año 2001 estaba en el 96,6 (economía sumergida aparte).
Para el cierre de 2009 los resultados son peores, como demuestra el Indicador de Confianza Empresarial de las Cámaras, que para 2010 baja en el conjunto de la Comunidad Valenciana hasta en 29 puntos, mucho peor que la caída de la confianza estatal (-16,7). Y es que la ruptura del tejido empresarial (98 % de PYMES) es tal que los empresarios desconfían hasta de ellos mismos cuando llega la hora de reinventarse, lo que está alumbrando las primeras disputas en el proceso electoral de las cinco cámaras de comercio de la Comunidad.
Paro del 22%
El deterioro genera un paro del 22%, superior a la media española, cuando curiosamente en 2001 (9,43) y en 2006 (8,40) estaba por debajo. Pero era un empleo intensivo que ahora ha demostrado su baja cualificación. El 52,8% de la población activa de más de 25 años tiene bajo nivel de formación y el 30,3% de los jóvenes abandonaron prematuramente sus estudios para dedicarse a la construcción e industrias vinculadas.
Los empresarios apuestan por la recuperación industrial y el turismo pero con valor añadido. Las expectativas de los nuevos colones empresariales están en la exportación, el Arco Mediterráneo y en la Macro región estática Madrid-Catalunya-Comunidad Valenciana. Mientras tanto, cuando Microsoft decide instalarse en la Comunidad Valenciana, surge una disputa provinciana entre Alicante y Valencia para ver quien le cae mejor a Bill Gates.
Jesús Montesinos