En los últimos años diferentes países de América Latina están experimentando procesos democráticos de transformación política conducidos por los sectores sociales históricamente más desfavorecidos: las mayorías sociales que hoy se van haciendo también mayorías políticas.
Estos procesos responden al profundo divorcio histórico entre las sociedades y sus estados, y a las masivas demandas de inclusión ciudadana, descolonización de las formas de saber y hacer, justicia social, democracia participativa y soberanía nacional. Los gobiernos de izquierdas en la región, que son ya una clara mayoría, son expresión de esas demandas, y obedecen un mandato contundente de pueblos que exigen ser autónomos y soberanos. Cada caso es diferente, pero todos comparten esfuerzos y logros en la universalización de la alfabetización, de la sanidad y la educación, en la recuperación de los recursos naturales y el uso de sus excedentes en políticas redistributivas, en la consolidación y ampliación de los derechos colectivos y sociales de tercera generación, desde el más absoluto respeto a los derechos civiles y políticos ya existentes.
Estos gobiernos, no obstante, a menudo topan con la feroz resistencia de las oligarquías tradicionales y los medios de comunicación empresariales, ambos obstinados en la defensa corporativa de los intereses de las minorías privilegiadas. En Honduras, estos sectores, no exentos de poderosas alianzas internacionales, han patrocinado un golpe militar que amenaza a la democracia en toda la región.
En el Estado español, precisamente por su papel histórico en relación con América Latina y hoy como puente con la Unión Europea, la campaña de desprestigio contra los gobiernos de izquierdas en la región dificulta todo acercamiento a la realidad de esos países y sus procesos democráticos. El apelativo de “populistas” ha sido habilitado como gran cajón de sastre en el que incluir y deslegitimar a los gobiernos y fuerzas políticas y sociales que, en la disyuntiva entre los sistemas políticos elitistas y las demandas populares, se alinean con estas últimas.
Cinco siglos de vidas políticas directamente ordenadas o indirectamente tuteladas por las potencias del Norte no le han servido al Sur para alcanzar los estándares sociales, políticos y económicos del prometido desarrollo, que hoy se ven en todas partes en peligro por la crisis económica, ecológica y civilizatoria. Hoy, ante el empuje democrático de los pueblos latinoamericanos por las necesidades sociales más básicas, es necesario que se pueda discutir abiertamente sobre las experiencias de la región; que se respete el voto y el criterio de sus ciudadanos, y su derecho a gobernar sus destinos.
Nosotr@s, trabajadores y trabajadoras del mundo de la cultura, del arte, de la comunicación y la educación, queremos abrir un pequeño espacio de disenso democrático, y expresar nuestra solidaridad para con los pueblos y gobiernos progresistas de América Latina, y nuestra exigencia del más escrupuloso respeto a su soberanía.
El próximo 6 de diciembre, los ciudadanos bolivianos –residentes en el país o emigrados- están llamados a unas elecciones presidenciales y legislativas, en las que todas las encuestas prevén un amplio apoyo popular al gobierno y al avance del histórico proceso de cambio para construir una Bolivia soberana, democrática y para todas y todos. Nosotr@s así lo deseamos, y vemos en Bolivia un ejemplo de dignidad y emancipación, entre tantos otros que recorren Latinoamérica encontrando ecos a ambos lados del Atlántico. Esta es una magnífica ocasión para que, desde aquí, comencemos a extenderlos.
Nos constituimos para ello en una red de solidaridad que extiende un llamamiento y una invitación a mirar al Sur, esta vez como compañer@s de viaje. Por todo lo dicho os convocamos al concierto de apoyo a Evo Morales que celebraremos el próximo viernes 27 de noviembre de 2009.