La Comunidad Valenciana es una de las plazas donde se viene librando una de las grandes batallas políticas en el ámbito autonómico con trascendencia nacional. Mientras Francisco Camps pastorea la rígida estructura del PP en la Comunidad frente a quienes en Madrid quieren evitar su reelección como presidente de la Generalitat, a Jorge Alarte, secretario general de un PSPV-PSOE que no existe, le han movido la silla desde Moncloa y Ferraz.
Pese a la que está cayendo en el PP con la resaca de un Gürtel que no cesa como un rayo de tormenta gigantesca, las encuestas apuntan a que, con Camps o sin Camps, los populares renovarían la mayoría absoluta. Los cuarteles generales de PP y PSPV-PSOE han trabajado hasta ahora con ese escenario. Hasta que de pronto un outsider, un desaparecido, el ex ministro y ex director general de prisiones Antoni Asunción, irrumpió en el escenario por sorpresa y anunció su intención de ser candidato y luchar en unas primarias con Alarte para ser el cabeza de cartel frente a un Camps cuyo horizonte penal aún no ha sido despejado.
Tras una pequeña ronda de presencias mediáticas bien escogidas, buena parte de ellas en medios no afines al socialismo, Asunción ha replegado velas quedando el caso en una segunda línea informativa. Pero estamos ante un asunto de envergadura, caza mayor política, que tiene un trasfondo hasta hoy desconocido.
¿Por qué de pronto Antoni Asunción aparece en escena, hablando incluso de que se plantearía en su momento competir con ZP en unas posibles primarias para elegir candidato a la presidencia del Gobierno de España? Así se ha gestado esta historia de intrigas de palacio.
En las primeras semanas del año Alfredo Pérez Rubalcaba, ministro de Interior, convocó a su despacho a Asunción, viejo amigo de tiempos a veces mejores. El motivo no era otro que pedirle asesoramiento, dada su experiencia en prisiones y en Interior, de cara a la operación de acercamientos, permisos y excarcelaciones de etarras que el ministro planeaba en el marco de la estrategia gubernamental de lucha contra ETA. Esa fue la primera de varias reuniones, de máximo secreto y hasta ahora desconocidas, en las que Asunción fue el principal consultor, asesor y cerebro de Rubalcaba en el diseño de esa operación de alto voltaje político. Personas de la máxima confianza de Rubalcaba y Asunción me han confirmado tanto los encuentros como el contenido de los mismos.
A por Camps
Consumado el objetivo de la primera reunión, el asunto de los presos etarras, las conversaciones entre estos dos amigos en la sede del Ministerio en Castellana, 5, derivaron hacia el papelón que el PSPV-PSOE estaba haciendo en Valencia, pese a la situación dificilísima que atraviesa el PP en esa Comunidad por los asuntos de corrupción política que afronta en Alicante, Valencia y Castellón. Y fue el ministro del Interior quien indujo, instigó y animó la ‘Operación Asunción’.
Me cuentan que Rubalcaba le dijo a su colega: “Antoni, tú eres el único que puede derrotar a Camps. El hombre que dimitió al segundo tras la fuga de Roldán asumiendo sus responsabilidades políticas frente al presidente que no dimite ni con agua hirviendo aunque este enfangado de corrupción hasta el tuétano. Tienes que dar el paso. Eres nuestro hombre”.
Durante semanas y tras conversaciones de alto secreto a varias bandas entre Rubalcaba, Asunción, José Blanco y el propio Rodríguez Zapatero, el ex director general de prisiones y ex ministro de Interior se puso manos a la obra con sigilo.
Tanteó a las personas de su máxima confianza, escasas, en el socialismo valenciano. Consultó a sus más íntimos amigos fuera de la política. Departió con sus fieles en la empresa de su propiedad, encargó con el máximo secreto unos sondeos de ámbito autonómico y, con Rubalcaba empujando de modo insistente, dio el paso. Su anuncio pilló con el pie cambiado a la cúpula del PSPV-PSOE y Alarte y Ximo Puig, alcalde de Morella y diputado socialista, se revolvieron inmediatamente: en público dijeron que Asunción era bienvenido a la contienda en la lucha por sacar a Camps de la Generalitat y en privado le hicieron llegar a Asunción por vía indirecta que tratarían de evitar a toda costa incluso que pueda llegar a reunir los avales necesarios para presentarse a las primarias.
La batalla estaba servida, está en plena efervescencia y promete ser cruenta. Lo de Tomás Gómez frente a Trinidad Jiménez y Rodríguez Zapatero en Madrid es una broma en comparación con la que se está librando en la Comunidad Valenciana.
Miedo en el PP
Y mientras tanto, en el PP callados como muertos, pero acongojados y poniéndole velas a la Virgen y rezando a Santiago para que Alarte pueda con Asunción. El ex ministro socialista recibió pocos minutos después de anunciar públicamente sus intenciones una llamada de un cualificado dirigente del PP nacional. Por su contenido más parecía que su interlocutor era el propio Rubalcaba. Esto es lo que le dijo el popular a Asunción vía telefónica: “Toni, amigo, bienvenido a la contienda. Te deseo lo mejor personalmente, pero lo peor en tu batalla con Alarte. Eres el único que puede derrotar a Camps en Valencia y espero que no te presentes. Pero a tu disposición amigo”.
En la calle Caballeros de Valencia, sede de la Generalitat, y en Génova, sede del PP nacional, observan cada movimiento con detalle y temen que Asunción pueda llegar a ser el adversario de Camps en las elecciones autonómicas de 2011. Una inmensa mayoría de los dirigentes populares le ven como un candidato con posibilidades reales de ganar en las urnas al hasta ahora aparentemente indestructible Francisco Camps. Hasta el punto de que el reducido equipo de fieles del presidente de la Generalitat ha empezado ya a preparar argumentos, a mover peones en todos los ámbitos (político, mediático, social, sindical…) y a rastrear la biografía de Asunción buscando puntos débiles en el ex ministro.
Fíjense hasta que punto llega el asunto que un cualificado periodista valenciano, afín al Partido Popular pese a ocupar un puesto de responsabilidad en un medio afín a los socialistas, lleva siete días sin mencionar el nombre de Asunción y hablando de Alarte y sus muchachos por tierra, mar y aire por la mañana, por la tarde y por la noche. Y Asunción, viejo zorro de la política, un hombre de honradez acreditada, sin duda uno de los políticos de conducta más ejemplar y ejemplarizante que hemos conocido en los últimos veinte años en España, cuidando con mimo a los medios, muy especialmente a los conservadores que mejores relaciones mantienen con el Partido Popular.
La batalla está en marcha con los ejércitos de los aparatos de PP y PSOE en alerta máxima. Valencia es una plaza clave pensando en las próximas elecciones generales de fecha aún por decidir. La ‘Operación Asunción’ está en marcha y es de caza mayor.
Melchor Miralles
El Confidencial