Desde esos primeros años, el Día Internacional de la Mujer ha adquirido una nueva dimensión mundial para las mujeres de los países desarrollados y en desarrollo. El creciente movimiento internacional de la mujer, reforzado por las Naciones Unidas mediante cuatro conferencias mundiales sobre la mujer, ha contribuido a que la conmemoración sea un punto de convergencia de las actividades coordinadas en favor de los derechos de la mujer y su participación en la vida política y económica. El Día Internacional de la Mujer es cada vez más una ocasión para reflexionar sobre los avances conseguidos, exigir cambios y celebrar los actos de valor y decisión de mujeres comunes que han desempeñado una función extraordinaria en la historia.
La incorporación de la mujer al trabajo, aunque ayudada por los movimientos feministas que empezaron a surgir en el siglo XIX, llegó de una forma algo repentina, y por una causa de fuerza mayor: la Segunda Guerra Mundial. Y es que, mientras los hombres se dejaban la vida en los frentes, eran las mujeres quienes tenían que seguir con sus trabajos para que la sociedad siguiese siendo productiva. Así, un gran número mujeres, de los países aliados principalmente, dejó las tareas del hogar y se lanzó al mundo laboral.
La historia del Día internacional de la mujer trabajadora, comienza en 1910, cuando las mujeres trabajadoras se reunieron en Copenhague, en la Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas. Allí se decidió la creación de un día especial para la mujer trabajadora, como una jornada de lucha por los derechos de las mujeres. Fue propuesto por la socialista alemana Clara Eissner Zetkin.
Al año siguiente se celebró el primer día de la mujer un 19 de marzo en Alemania, Austria, Dinamarca y Suiza. Fueron miles de personas a la celebración, en la que se exigía derecho al voto para las mujeres, y también el derecho a ocupar cargos públicos, y una igualdad legal laboral.
Apenas una semana después del festejo, el 25 de marzo, ocurrió el famoso hecho trágico en el que 148 mujeres murieron en un incendio en la fábrica de Nueva York. La mayoría de esas mujeres eran inmigrantes italianas y judías.
Se conoce como la historia más extendida sobre la conmemoración del 8 de marzo hace referencia a los hechos que sucedieron en esa fecha del año 1908, cuando murieron calcinadas 146 mujeres trabajadoras de la fábrica textil Cotton de Nueva York en un incendio provocado por las bombas incendiarías que les lanzaron ante la negativa de abandonar el encierro en el que protestaban por los bajos salarios y las infames condiciones de trabajo que padecían.
También se reconoce como antecedente a las manifestaciones protagonizadas por obreras textiles el 8 de marzo de 1957, también en Nueva York, así como otros hechos que también acompañan la historia de este reconocido día.
La declaración universal de los derechos de la mujer y la ciudadanía contempla La "Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana", constituye por sí misma un alegato brillante y radical en favor de las reivindicaciones femeninas y una proclama auténtica de la universalización de los derechos humanos.
Su autora denunciaba que la revolución olvidaba a las mujeres en su proyecto de igualdad y libertad. Defendía que la mujer nace libre y debe permanecer igual al hombre en derechos y que la Ley debe ser la expresión de la voluntad general; todas las Ciudadanas y los Ciudadanos deben contribuir, personalmente o por medio de sus representantes, a su formación.
Reclamaba un trato igualitario hacia las mujeres en todos los ámbitos de la vida tanto públicos como privados: derecho al voto y a la propiedad privada, poder participar en la educación y en el ejército, y ejercer cargos públicos llegando incluso a pedir la igualdad de poder en la familia y en la Iglesia.
No hay duda de que la principal laguna en la vigencia de los Derechos Humanos en esta sociedad global consiste todavía en la postergación de la mujer con respecto al hombre. Los países desarrollados, y España entre ellos, mantienen una plausible presión contra la violencia de género, residuo de atavismos culturales todavía vigentes, con resultados relativamente esperanzadores; pero en el mundo en general, la mujer es objeto todavía de sistemática explotación, de crónico relegamiento a un papel subsidiario en la escala social, de sometimiento al varón y de falta de oportunidades de desarrollo personal. Los datos que hoy mismo se publican en los medios de comunicación para ilustrar la situación son tan reveladores como aterradores. El hecho de que Naciones Unidas celebre mañana el Día de la Mujer es un acicate para que la comunidad internacional prosiga su lucha emancipadora. Pero no basta, obviamente, con actuaciones voluntaristas, periódicas e inconexas para remediar el problema de fondo, que es la coincidencia multicultural de un machismo extendido y difícil de erradicar y por ello, está en manos de tod@s y cada uno de nosotr@s no permitir que sigan sucediendo estas grandes desigualdades entre hombres y mujeres, si no que la igualdad sea efectiva y real.
¡¡¡Que vivan las mujeres!!!
Cristina Suárez.
Concejal grupo PSOE
Secretaría de Organización PSPV-PSOE Chiva (valencia)