Apenas han transcurrido tres años de las barandas de acero y hierro de la zona del puente nuevo y Haro ha decidido gastarse miles de euros en reemplazarla. La elección ha sido además por costosas maderas tropicales, que exigen mucho mantenimiento y que se deterioran con facilidad. Un ejemplo de ello es la situación en que se encuentra ya baranda de la calle Buñol, que se ha arqueado y ofrece muestras visibles de necesidad de arreglo cuando ni siquiera se ha cumplido medio año desde su colocación. Una nueva muestra del despilfarro de Haro mientras Chiva se hunde en el paro y el Ayuntamiento adeuda a los proveedores más de 1.000 millones de pesetas, en algunos casos con facturas desde el año 2006.