Tuvo mucha urgencia electoral por blanquear el barranco y quitar algunas malas yerbas, que nos permiten ver mejor la contaminación de las aguas, asunto en el que no hace nada ni en el pueblo ni en urbanizaciones. Pero lo cierto es que Haro, además de olvidar que hay que apagar de día las luces ornamentales que ha colocado, también ha dejado completamente desprotegida la cueva de la fuente de San Isidro, en la que puede entrar cualquier persona, con riesgo de que acabe herida por los hierros que han quedado abandonados y sin protección de ningún tipo. Ojalá no haya que pagar una desgracia de algunos de nuestros niños y niñas que juegan por la zona.
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