El equipo de Joan Calabuig recoge más de 592 firmas y confía en el apoyo de la militancia el 3 de octubre
La sede central de los socialistas se ubica en la calle Blanquerías, a la izquierda de las Torres de Serranos mirando al río. Pese a estar en el corazón de la ciudad, la ejecutiva nacional siempre encuentra interferencias cuando intenta gobernar el PSPV de la capital por control remoto. Que se lo pregunten a Ignasi Pla. Lo acaba de comprobar Jorge Alarte. Su apuesta de cartel electoral municipal, Joan Calabuig, tendrá que pasar las reválida de las urnas en las 17 agrupaciones de la ciudad. Porque el diputado Manuel Mata presentó ayer los 352 avales necesarios (el 20% del censo), más un colchón de seguridad de 101 firmas para cubrir el riesgo de anulaciones en el proceso de comprobación de las rúbricas, una a una, por parte de la Comisión de Garantías.
El candidato avalado por la ejecutiva local, Joan Calabuig, presentó más de 592 firmas, entre las que es fácil que haya compartidas con Mata. En esos supuestos se invalidan las dos. Algunas fuentes de la ejecutiva nacional y de la ciudad no daban por seguro que el margen logrado por Mata sea suficiente. Subrayaban que el diputado no ha recogido las firmas con el último censo, del que se descolgaron unos 250 afiliados, en su inmensa mayoría indignados con el proceso de refundación del partido emprendido desde la ejecutiva de Jorge Alarte.
El aspirante Mata ironizaba al reconocer que ha contado con «trocitos de censo» recopilados por sus colaboradores, pero, con todo, se mostraba seguro de pasar la prueba de la Comisión de Garantías. «Si no soy candidato porque no tengo las firmas prometo dimitir como diputado», anunció poco antes de depositar los avales.
Pese a contar con apenas seis días para recoger las firmas desde que Carmen Alborch anunció que no repetía y Alarte postuló a Calabuig —vía ejecutiva local—, Mata ha podido recoger esos apoyos gracias, al margen del entusiasmo que haya podido despertar alguien al que se le reconoce talante y carisma, a que las distintas familias del partido en la ciudad no se han militarizado en favor de Calabuig, como deseaba Blanquerías. Y también a que no es lo mismo retratarse avalando a un rival del aspirante oficial que fuera una prolongación del secretario general —caso de Broseta— que a un neolermista.
Ni siquiera la propia ejecutiva local, descontenta con la desautorización de Alarte a su responsable Broseta, se ha empleado a fondo. Esa es la opinión de alguno de los miembros de la dirección local. Otras fuentes apuntan que sí que han intentado movilizarse a favor del candidato oficial, pero ha quedado en evidencia su escasa capacidad operativa, de maniobra y poco oficio en lides orgánicas. Otros grupos, como la FSP-UGT, sí cumplieron y entregaron un centenar de firmas a favor de Calabuig.
En las filas del propio lermismo ha habido desafección hacia Calabuig. Por ejemplo la concejala Carmina del Río, quien considera más complicado seguir en la lista si la encabeza un aspirante de su familia política, máxime cuando está decidido que el hoy parlamentario Vicent Sarrià dé el salto al ayuntamiento. Ex cargos públicos del PSPV como Eugenio Burriel o José Antonio Pérez también han avalado a Mata, quien ha hecho valer sus relaciones personales. Uno de los casos más sintomáticos entre los apoyos a Mata es el de Encarna Lerma, hermana del ex presidente de la Generalitat. Una vez sean aceptados al menos 352 avales, quedará una elección en urnas en la que Mata confía dar la sorpresa. Desde la ejecutiva de Alarte subrayaban ayer que de cara al día 3 de octubre «habrá que trabajar más y mejor para convencer porque Joan Calabuig es el mejor candidato».
F. ARABÍ