El Tribunal Superior de Justicia de Madrid recibe un amplio documento con nuevas pruebas de los delitos La Brigada de Blanqueo de Capitales de la Policía ha concluido el pasado 20 de julio un informe sobre la financiación ilegal del PP valenciano a través de diversas constructoras que recibían contratos públicos del Gobierno de Francisco Camps y que colaboraban con Orange Market, la empresa que se encargaba de todos los actos del PP valenciano.
El informe , de más de 100 folios, precisa cada uno de los pagos ilegales con grabaciones telefónicas, entre ellas a Enrique Ortiz, máximo accionista del Hércules, implicado en el supuesto amaño de partidos para el ascenso de su equipo a la primera división.
Su empresa, Enrique Ortiz e Hijos, ya apareció en el auto del Tribunal Superior de Justicia de Madrid como una de las compañías que supuestamente financiaron ilegalmente al PP de la Comunidad Valenciana con unos 100.000 euros.
"No existe una explicación lógica del motivo por el cual distintas empresas del sector de la construcción y/o servicios, ubicadas en la Comunidad Valenciana (Grupo SEDESA, Lubasa Desarrollos lnmobiliarios S.A., y Enrique Ortiz e Hijos Contratistas de Obras SL.), que resultan adjudicatarias de numerosos contratos públicos en dicha Comunidad, efectúen el pago de distintas Facturas a la mercantil Orange Market SL, salvo que exista contraprestación o favorecimiento de algún tipo entre dichas empresas y la formación política expuesta", señala el informe policial del pasado 20 de julio.
Queda acreditado, de acuerdo con este nuevo informe, que el PP valenciano ha sido financiado mediante "entregas" realizadas por el propio PP con fondos "ajenos al sistema económico real" que engrosan la caja B de Orange Market y "facturas reales emitidas por esta empresa a la formación política y abonadas por ésta". El PPCV efectuó además gestiones para que las empresas adjudicatarias de contratos públicos financiaran los actos del partido mediante la entrega de fondos a Orange Market que se enmascaran a través de "facturas ficticias".
EL PAÍS - Madrid - 01/09/2010