El pueblo de Chiva ha vuelto a salir a la calle para reflejar su malestar con las actuaciones del gobierno popular autonómico y municipal.
En poco tiempo se han realizado cinco concentraciones frente a la Casa de la Cultura en defensa de nuestro patrimonio. La de ayer fue la más multitudinaria, con más de 250 asistentes que se manifestaron desde la Casa de la Cultura hasta la plaza del Ayuntamiento. La megafonía, instalada en el vehículo de un colaborador vecino, ayudó a que fuera escuchado el manifiesto que recogía las reivindicaciones de los asistentes.
La plaza del Ayuntamiento fue también el lugar de encuentro de la concentración convocada por las AMPAS, el día anterior, para pedir a la administración popular mejoras educativas necesarias y especialmente demandar un educador para Aarón y para el resto de niños chivanos que lo necesitan. Días antes ya se había realizado una concentración frente al IES Marjana donde estudia Aarón.
En Valencia se celebró ayer por la tarde una manifestación desde la Plaza de San Agustín hasta la Plaza de la Virgen, “por las víctimas de la corrupción” y para pedir la dimisión del Presidente Camps.
El pueblo chivano y el valenciano se movilizan para exigir otra forma de hacer política más acorde con los intereses de los ciudadanos.
Una peculiar procesión recorrió ayer las calles de Valencia. Miles de personas recorrieron el centro de la ciudad con cirios para escenificar el "entierro de la democracia" por la actitud del presidente de la Generalitat valenciana, Francisco Camps, frente al caso Gürtel. En las primeras filas se pudo ver un ataúd, acompañado de dos cabezudos y una bandera a modo de cruz en la que se leía "Por las víctimas de la corrupción".
La manifestación arrancó con el grupo de tabal i dolçaina Estrella Roja de Benimaclet que interpretó la marcha Processó compuesta por Enric Gironés, seguido de la pancarta principal con el lema "No a la corrupción, Camps dimisión".
A continuación, diversos colectivos de la ciudad y de todo el País Valenciano, grupos políticos como El Bloc, Iniciativa y Esquerra Unida, portando su propia pancarta y miembros del PSOE valenciano que acudieron a título personal como el eurodiputado Andrés Perello o concejales de la corporación local, entre ellos, la portavoz en el ayuntamiento, Carmen Alborch, y el nuevo secretario del partido en la ciudad, Salva Brosetta.
Perelló apostó porque la sociedad sea quien acabe con la corrupción y "solucione la situación, si no seremos una sociedad enferma". Por su parte, Carmen Alborch emplazó a Camps a "escuchar la voz de la ciudadanía", y señaló que en el PP "no hay liderazgo, no lo tiene Mariano Rajoy, pero tampoco lo tiene Camps".
Durante el recorrido de la manifestación, de algo más de un kilómetro, el lema más coreado fue el que le pedía a Camps la dimisión. Además, hubo una importante participación de músicos que animaron la marcha e hicieron que la gente desde las aceras animase el recorrido.
Aunque hubo el habitual baile de cifras 2.200 personas para la policía local y 50.000 para la organización una vez que la cabecera había llegado hasta el final seguía saliendo gente desde la plaza de San Agustín. El número estimado de asistentes se acercaría así más a los 20.000, lo que la convierte en una de las concentraciones más numerosas que se recuerdan en la ciudad.
Recuperar la dignidad
La convocatoria había partido del Colectivo contra la Corrupción, que inició una campaña a través de la red social Face-book a la que se anotaron cerca de 13.000 personas. A la llegada de la manifestación a la plaza de la Virgen, varios grupos de batukada esperaban a los asistentes escenificando una auténtica fiesta "para buscar un futuro mejor y recuperar la dignidad del pueblo valenciano", según leyeron en un manifiesto los organizadores del acto. El Colectivo denunció que Camps "ha mentido públicamente, además de humillar a los valencianos con su continua negación y sus sonrisas".
Finalmente, reclamaron "con urgencia un cambio y una renovación de la democracia", porque la política es una dedicación digna que un grupo de políticos no tiene derecho a ensuciar". En ese momento, varias personas escenificaron la llegada de los implicados en la trama Gürtel a la boda de la hija de José María Aznar. La cabecera de la manifestación rodeó la plaza de Manises donde se ubica la sede de la Generalitat, y donde se dio por finalizada.